Sin duda, esta situación excepcional puede ayudarnos a vivir la Cuaresma de una forma más consciente. Es una oportunidad para la oración y la calma, para sacar lo mejor de nosotros y de abrirnos a las necesidades del prójimo, con la mirada puesta en el horizonte de la Pascua.
Ojalá esta situación sirva para construir una sociedad española más unida y fraterna.